Hola a todos.
No sé si estoy publicando este mensaje en la zona adecuada.
Soy una madre realmente preocupada y necesito vuestra ayuda.
Mi hija tras muchos esfuerzos empezó primero de medicina.
Entró en la primera convocatoria con un 13,3 y se marchó a estudiar fuera de nuestra ciudad, ya que en la nuestra no ponderaban las matemáticas fáciles y tenía un 12,7.
En el primer cuatrimestre solo aprobó dos y en el segundo cuatrimestre no ha eliminado ningún parcial, con lo cual nos tememos lo peor....
Estudia todo el día y notamos que apenas come porque cuando llega está muy deteriorada...
No quiere salir, ni ir al gimnasio, ni hacer absolutamente nada que no sea estudiar.
Alguna vez nos comentó que pasa tiempo sentada y es como si no hubiera leído nada y que está agotada.
Yo la intento aconsejar pero ya ni quiere hablar con nosotros por teléfono.
Creéis que es posible salir de esta situación?
Conocéis algún caso parecido?
Yo quiero que cambie de carrera porque esto no es vida....pero ella no quiere ni hablar del tema.
Yo creo que más por vergüenza y por qué no acepta el fracaso que por vocación, ya que dudo mucho entre hacer biomedicina o medicina.
Ahora dice que la profesión le encanta, pero yo no veo que tenga capacidad para hacer esta carrera, (que le queda grande) puesto que en la le ebau le fue muy bien pero creo que estudió al 100 % y no puede dar más...
Qué creéis que debo hacer?
Es posible suspender tantas el primer año estudiando a tope y luego remontar el año que viene?
Mi opinión es que ella estudia de memoria y que cuando llegan los tipo test siempre falla.
Es mi única hija, y pesó solo 800 gramos al nacer con lo que podéis haceros una idea de lo que me ha costado sacarla adelante.
Esto nos está destrozando a su padre y a mí.
Os agradecería mucho que me ayudarais y si conocéis casos similares,que al final les haya ido bien...
Hola! Te voy a contar dos historias distintas pero muy muy parecidas a la de tu hija:
La primera historia es la de mi hermana (que ya muchos conocéis porque a veces se pasa por aquí).
Ella decidió estudiar veterinaria, vocación pura y dura, ya que desde que aprendió a hablar decía que sería medico de animales y jamás cambió de opinión al respecto.
El primer año de veterinaria en la facultad donde ella estudió es terroríficamente difícil, casi todo el mundo suspende varias asignaturas y ese fue el caso de mi hermana. Suspendió muchas asignaturas (no recuerdo cuantas, la verdad) y las que aprobaba lo hacía por los pelos.
Como con tu hija, todo el mundo a su alrededor pensaba que la carrera le quedaba grande, que no tenía capacidad, que no se lo iba a poder sacar.... y aún peor en su caso, la comparaban con su hermana gemela (yo) que estaba sacando muy buenas notas en medicina, que supuestamente es más difícil (ni de broma, para mi veterinaria es bastante más complicada, al menos en los primeros años) así que la pobre cada vez se iba desesperando más y cada vez lo pasaba peor porque por mucho que estudiase, no conseguía aprender nada y los exámenes eran terribles.
Pero jamás se rindió. Llegó un punto en el que se puso a reflexionar sobre qué quería hacer en el futuro, sobre si se veía dejando la carrera y haciendo otra cosa... y no. No concebía su vida sin ser veterinaria. Ahí es cuando entendió la lección más importante de toda la carrera: a ella no le importaba cuántos años tenía que tardar en ser veterinaria, a ella lo que le importaba era ser una buena veterinaria y ser capaz de tratar a cualquier animal al terminar la carrera, así que dejó de estudiar para aprobar (entendiendo esto como memorizar, vomitar en el examen y olvidar, que es a lo que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados) y empezó a estudiar para entender.
Sorprendentemente, en el momento en el que cambió el chip no solo empezó a aprobar, sino que empezó a sacar notas bastante altas, sacándose la carrera a curso por año y ahora mismo es una veterinaria espectacular, y no lo digo solo porque sea mi hermana, pero de verdad que es increíblemente buena en su trabajo y tiene un manejo impresionante.
La segunda historia es la mía, otra historia de vocación pura: también decía que quería ser medico desde que empecé a hablar.
Mientras mi hermana suspendía en su primer año de veterinaria, yo sacaba notas bastante buenas en mi primer año de medicina porque, por increíble que parezca, el método de memorizar, vomitar y olvidar aún me funcionaba.
Conforme fueron pasando los años, las notas fueron bajando algo, ya que eso de memorizar y olvidar después del examen te complica la vida en el futuro (si no tienes la base fisiológica de un órgano/aparato/sistema, nunca entenderás su patología y memorizar 200 páginas puede ser factible, pero memorizar 500-1200 páginas por asignatura ya no tanto).
Llegó un punto, allá por cuarto de carrera, coincidiendo también con un bajo estado anímico por problemas personales, en el que suspendí 6 asignaturas de las 10 que tenía, y las otras 4 las aprobé por los pelos.
En ese punto pasé de defender a mi hermana cuando decían que no la veían con capacidad para sacarse la carrera a ser defendida por ella cuando esas mismas personas le decían a ella que yo ni de coña iba a ser capaz de acabar la carrera. Como te podrás imaginar, fue un momento muy duro para mi, y en un momento de desesperación, le pregunté a mi hermana cómo había pasado de suspenderlo todo o aprobarlo a duras penas a sacar de las mejores notas de su promoción y ella me respondió "dejando de estudiar para aprobar y empezando a hacerlo para entender".
No voy a mentir, no voy a decir que no lo pasé mal al principio, que la idea de no ir a curso por año no me agobiaba y que no me mataba el qué dirán si llegaba a repetir curso y por tanto, al principio era bastante reticente a hacer caso a mi hermana, pero al final y en vista de que mi método no funcionaba, decidí seguir el suyo y... ¡sorpresa! Empecé a aprobar con buena nota todas las asignaturas y acabé sacándome la carrera a curso por año. Después de eso fue el MIR, que también saqué a la primera y ahora estoy a un mesecito de empezar mi cuarto año de residencia en la especialidad que quería hacer desde el primer momento.
¿Qué quiero ejemplificar con ambas historias?
Lo primero es tremendamente obvio: hay que modificar la visión sobre los exámenes y dejar de estudiar para aprobar y empezar a hacerlo porque en un futuro quieres ser un profesional (medico, veterinario, enfermero, farmacéutico...) capaz de enfrentarse a cualquier situación que se le plantee sin miedo de no saber qué hacer.
Lo segundo está relacionado con lo primero pero muchas veces se nos olvida: que la carrera esté estipulada como 6 años no significa que tengamos que acabarla en 6 años. Si necesitamos 7, 8 años no pasa nada, lo importante es cómo de bien formados salgamos de ella. Hay que perder el miedo a la posibilidad de acabar la carrera en más tiempo del "normal" (spoiler, mucha gente necesita más años para acabar la carrera y es completamente normal).
Lo tercero quizás no es tan obvio pero es igualmente importante: la confianza en las capacidades de tu hija/hijo/primo/amigo. Si tú no le demuestras que confías en ella, si al contrario, dudas de sus capacidades (que lo haces, por lo que has escrito) vas a hacer daño a tu hija que ve que ni siquiera sus padres crean que sea lo suficientemente inteligente.
Eso puede generar dos problemas: el primero es que ella también va a empezar a dudar de sus capacidades y va a acabar esforzándose menos de lo que puede porque está convencida de que haga lo que haga no será suficiente. El segundo es que, solo por demostrar que todo el mundo se equivoca, va a machacarse muchísimo, renunciando a salir, a desconectar, a hacer deporte... cualquier cosa que antes le hiciese feliz solo por estudiar más y poder demostrar que estabais equivocados con ella y por supuesto, para qué va a hablar con vosotros por teléfono si va a notar (si no se lo decís directamente) que no confiáis en ella y que lo que queréis es que se rinda.
Qué pasa cuando ambos problemas se dan a la vez? Pues que por una parte se va a machacar delante de los libros sin descanso y por otra parte su cerebro la va a sabotear pensando que se esfuerce lo que se esfuerce no será suficiente, se bloqueará y a la mierda todo el trabajo.
Un bache lo podemos tener todos y eso no significa que no tengamos capacidad, que nuestra carrera nos quede grande o que en el futuro no podamos ser buenos profesionales. Pensar en qué clase de profesionales queremos ser en el futuro y comprender que la única forma de llegar hasta ahí es replanteando la forma de estudiar ayuda a salir del bache, pero es imprescindible sentir el apoyo de las personas de nuestro alrededor, porque la falta de confianza de nuestros seres queridos hacia nosotros duele mucho y puede llegar a derrumbarnos.
Un saludo y mucha suerte para tu hija.