Ay María! Creo que esa angustia que llevas dentro es la que hemos tenido todos los que formamos parte de este foro, no te sientas la excepción. TODOS los estudiantes, y aún mas los aspirantes a medicina, sufren la dureza de un sistema educativo en decadencia. Me conmueven tus inseguridades y tus miedos, porque hacen que recuerde lo que he sido capaz de conseguir, después de 3 duros años. Querría responderte en concreto a una cuestión.
no sé si vale la pena estudiar el año que viene, porque si no entro el primer año, no voy a intentarlo el año que viene y etc.
Quizá mi consejo sirva de poco si las razones de tu argumento van más allá del mero miedo de quedarte atrás, pero si tal es el caso, por favor, ¡NO LO HAGAS! No te dejes arrastrar por una sociedad en la que todo gira a la velocidad de la luz, en la que no hay tiempo para disfrutar de nada porque hay que darse prisa, ser el mejor en todo y llegar el primero a todas partes. Ir a curso por año a lo largo de toda nuestra vida educativa es absolutamente necesario para no quedar relegado al ámbito de los "incapaces". Siempre tienes que sacar más nota que el compañero de tu izquierda porque tienes que demostrarle que tú eres mejor. A los profesores no les importa que aprendas o no; la obsesión por los resultados hace que los jóvenes desprecien el saber y que los niños no quieran ir al colegio. Todo esto no está al alcance de tu mano, de aquí a tres años, el cambiarlo. Pero ahora, con tus 17 años de edad te digo que te des cuenta de cómo van las cosas y decidas si quieres formar parte o no del torbellino de la posmodernidad.
María, si tus inquietudes descansan en el miedo de ver cómo tus compañeros entran en las carreras de sus sueños y tú no, permíteme decirte que NO HAY PRISA. La vida es lo suficientemente larga como para que te de tiempo a luchar por aquella carrera que durante años ha habitado en tu corazón y gobernado tus propósitos. Invertir un año, dos o los que hagan falta en repetir selectividad o hacer un grado superior, no es perder el tiempo. Son experiencias que te harán crecer como persona y madurar; y cuando alcances tu meta, después de años de esfuerzo, te sentirás orgullosa de lo fuerte que eres. Concretamente en la carrera de Medicina, son pocos los que entran con 18 años; estoy segura de que nos encontraremos con personas de todas las edades.
Yo hice la PAU en Junio de 2012 y no me dio la media ni para Madrid ni para ninguna universidad de España (eché solicitud en todas). Al principio quise renunciar a mi sueño; si después de tanto esfuerzo no lo había conseguido, ¡nunca lo conseguiría! Nada más lejos de la verdad. Mi familia y mis amigos me animaron para presentarme de nuevo en Septiembre y así lo hice. ¡Y LO CONSEGUÍ! Ahora tengo la media y este año podré entrar. Y en cuanto este año, he estado haciendo otra carrera. No me convalidan asignaturas ni nada, pero me encanta: Antropología Social. Aquí he aprendido muchísimas cosas que de haber empezado medicina el año anterior no hubiera aprendido. He conocido gente maravillosa y me he dedicado a conocerme más a mí misma: quién soy y quién quiero ser.
Por supuesto, cada caso es un mundo. Pero de corazón te animo a que sigas intentándolo, que luches siempre por lo que quieres y nunca nunca te rindas. Un médico tiene que ser fuerte para soportar el dolor y la enfermedad, y a la vez risueño para colmar a los pacientes de tranquilidad y optimismo. Y esto no se aprende en los libros. Cuánto más luches, más fuerte serás y más orgullosa te sentirás cuando hayas conseguido tus propósitos.
Ojalá que mi humilde mensaje sirva de ánimo a tu corazón y de frescura a tu mente! :lol: Tan solo si piensas aunque sea un poco en lo que todas estas personas y yo te hemos dicho, me doy por satisfecha.
A lo mejor queda un poco ñoño :mrgreen: jeje pero te dejo aquí unos versos de un poema de William Ernest Henley que salvaron a Nelson Mandela de caer en la desesperación durante los años en que estuvo en prisión. Dan mucha fuerza; a mi siempre me han ayudado.
Un abrazo muy grande y ojalá que se cumpla tu sueño.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino,
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino
soy el capitán de mi alma.