He aquí el quid. En teoría esa sería nuestra obligación, dar el coñazo incansablemente :lol:
Pero a la larga, sería contraproducente... No conseguiríamos más que poner a más y más gente en nuestra contra, y el que saldría más perjudicado de todo ello sería el paciente, por supuesto. Así que nos tenemos que limitar a hacer campañas dirigidas a la población general (así no se siente tanto como un ataque; de otra manera sería inviable) y aconsejar que deje de fumar a todo el que acude a la consulta (que no siempre se hace...).
¿Os imagináis cómo sería ir por la calle, sentir que alguien enciende un cigarrillo detrás de ti, darte la vuelta bruscamente y soltarle una perorata sobre "un 20% de los fumadores acaba con EPOC; estás causando un daño irreversible a tus pulmones y a tu organismo; te vas a morir de un cáncer, etc."? (O peor aún, que alguien te soltara el discursito a ti xD)
Este caso es completamente diferente, pero se plantea la misma cuestión: ¿dónde está el límite? Menos mal que era una médico muy lanzada y se decidió a preguntar... lo peor que podría haber pasado era que la contestara de malos modos y si te he visto no me acuerdo.
Una demostración más de que los médicos no solo ejercen como tal, sino que lo SON, las 24 horas del día...