Angie71717
Nuevo Miembro
Hola Buenas noches para todos, me presento mi nombre es Anyelith tengo 27 años, Dentro de poco inciare a estudiar medicina
Este es un escrito nostalgico que refleja mas lo que soy ya que no soy buena con las presentaciones, Espero les guste.
Mi infancia transcurrió en las sombras de un barrio empobrecido, donde la educación de calidad parecía un sueño distante e inalcanzable. Mis padres, luchando contra las limitaciones económicas y sus propios demonios, no pudieron ofrecerme más que las realidades crudas de la vida. A los 27 años, mi corazón alberga una mezcla de dolor y esperanza mientras me embarco en un viaje que simboliza la lucha incansable de toda una vida.
La adversidad se convirtió en mi compañera constante, arrojándome desafíos que amenazaban con devorar mis sueños. No obstante, cada prueba se transformó en un escalón más en la escalera de mi determinación. Aprendí a convertir la oscuridad en luz, a extraer fuerza de la desesperación y a forjar mi camino hacia una realidad diferente.
El deseo de estudiar medicina ha sido mi anhelo constante, una llama que arde aún en los días más oscuros. Mi elección no es solo una respuesta a mis propias luchas, sino un eco de la compasión que nace del dolor. La medicina para mí es más que la ciencia; es un faro de esperanza en medio de la tormenta, un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, podemos ser el cambio que anhelamos ver en el mundo.
Hoy, enfrento la universidad con el peso de las lágrimas derramadas y la promesa de un futuro más luminoso. Merezco este viaje no solo por mis logros individuales, sino por mi capacidad de convertir la tristeza en inspiración y mi compromiso inquebrantable de aliviar el sufrimiento de aquellos que, como yo, han conocido la sombra.
La carrera de medicina, para mí, significa más que un título académico; representa la posibilidad de aportar algo significativo al mundo y dejar mi huella a través de buenas acciones. Es el compromiso de ser un faro de esperanza para aquellos que caminan por caminos similares a los míos y una promesa de dedicar mi vida a la curación y el alivio del sufrimiento humano.
A pesar de las dificultades económicas que conlleva esta carrera, estoy dispuesta a trabajar con mucho empeño para alcanzar mis sueños. Mi historia es un río de lágrimas y risas, una sinfonía de dolor y esperanza que ha creado la sinergia necesaria para este momento. Ingresar a la universidad no solo sería la realización de un sueño personal, sino un acto de resistencia contra las fuerzas que intentaron mantenerme en la oscuridad.
En resumen, mi travesía desde las sombras hasta el umbral de la medicina es una epopeya de resiliencia, una historia que se teje con hilos de dolor y bordada con la promesa de un futuro más brillante. Este no es solo mi viaje; es un canto a la resistencia humana y a la posibilidad de encontrar esperanza incluso en los lugares más oscuros de la vida
Este es un escrito nostalgico que refleja mas lo que soy ya que no soy buena con las presentaciones, Espero les guste.
Mi infancia transcurrió en las sombras de un barrio empobrecido, donde la educación de calidad parecía un sueño distante e inalcanzable. Mis padres, luchando contra las limitaciones económicas y sus propios demonios, no pudieron ofrecerme más que las realidades crudas de la vida. A los 27 años, mi corazón alberga una mezcla de dolor y esperanza mientras me embarco en un viaje que simboliza la lucha incansable de toda una vida.
La adversidad se convirtió en mi compañera constante, arrojándome desafíos que amenazaban con devorar mis sueños. No obstante, cada prueba se transformó en un escalón más en la escalera de mi determinación. Aprendí a convertir la oscuridad en luz, a extraer fuerza de la desesperación y a forjar mi camino hacia una realidad diferente.
El deseo de estudiar medicina ha sido mi anhelo constante, una llama que arde aún en los días más oscuros. Mi elección no es solo una respuesta a mis propias luchas, sino un eco de la compasión que nace del dolor. La medicina para mí es más que la ciencia; es un faro de esperanza en medio de la tormenta, un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, podemos ser el cambio que anhelamos ver en el mundo.
Hoy, enfrento la universidad con el peso de las lágrimas derramadas y la promesa de un futuro más luminoso. Merezco este viaje no solo por mis logros individuales, sino por mi capacidad de convertir la tristeza en inspiración y mi compromiso inquebrantable de aliviar el sufrimiento de aquellos que, como yo, han conocido la sombra.
La carrera de medicina, para mí, significa más que un título académico; representa la posibilidad de aportar algo significativo al mundo y dejar mi huella a través de buenas acciones. Es el compromiso de ser un faro de esperanza para aquellos que caminan por caminos similares a los míos y una promesa de dedicar mi vida a la curación y el alivio del sufrimiento humano.
A pesar de las dificultades económicas que conlleva esta carrera, estoy dispuesta a trabajar con mucho empeño para alcanzar mis sueños. Mi historia es un río de lágrimas y risas, una sinfonía de dolor y esperanza que ha creado la sinergia necesaria para este momento. Ingresar a la universidad no solo sería la realización de un sueño personal, sino un acto de resistencia contra las fuerzas que intentaron mantenerme en la oscuridad.
En resumen, mi travesía desde las sombras hasta el umbral de la medicina es una epopeya de resiliencia, una historia que se teje con hilos de dolor y bordada con la promesa de un futuro más brillante. Este no es solo mi viaje; es un canto a la resistencia humana y a la posibilidad de encontrar esperanza incluso en los lugares más oscuros de la vida
