IvanDaily
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Hace nueve meses, en julio del año pasado, no sabía si esto era para mí, ni si iba a ser admitido en medicina. Sí, tenía miedo por si iba a ser demasiado difícil, dura, imposible, desesperante, como si se tratase más de un castigo que de la carrera de mi vida. Y aquí estoy.
La experiencia de empezar una carrera, conocer gente nueva, mudarme y salir de la rutina ha sido, sinceramente, genial. Aunque quizás he entrado en otra rutina, pero que me gusta. Todo ese miedo del principio había sido en vano, en parte. Digo "En parte" porque el miedo a lo nuevo y viniente es constante, aunque sea por el próximo parcial o por el próximo seminario aburrido de lo que sea. Es un estado de alerta, creo, y eso es bueno.
Aunque los primerísimos años estén plagados de teoría, hay práctica, y eso es de verdad lo que te hace sentir bien. Saber hacer te hace sentir útil, y si lo haces bien te hace sentir casimédico (Sí, pipetear y agitar tubos). Creo que vivimos por el postureo de la bata. Y eso es bueno.
Quiero dedicar un párrafo al querido espectrofotómetro. Esa máquina celestial que no sabes ni pronunciar, ni mucho menos programar. Esa que está en casi todas las prácticas de la perla de la Medicina: la bioquímica. We ♥ BQ. (Pista: no).
Además, como dice una chica de mi residencia, estudiando bioquímica te das cuenta de que el hígado es algo así como el capo de una mafia pero del metabolismo.
Hasta ahora todo va bien. Quedan dos meses y poco más para acabar el primer año. El tiempo pasa muy rápido. La fiesta del novato, las novatadas, cuando íbamos todos juntos a comprar la bata, cuando íbamos todos juntos a tomar algo, cuando íbamos todos juntos y no cabíamos en ningún sitio... Todo eso parece ayer. Quedan dos meses y todo va mejor de lo esperado.
Escribo esto porque al principio no sabía dónde me metía, aunque por los foros te orientes un poco, nunca sabes dónde vas hasta que lo vives. Y me impresionaba. Y no, no es para tanto. ¡Venga ya! Es primero.
Y no muerde.
La experiencia de empezar una carrera, conocer gente nueva, mudarme y salir de la rutina ha sido, sinceramente, genial. Aunque quizás he entrado en otra rutina, pero que me gusta. Todo ese miedo del principio había sido en vano, en parte. Digo "En parte" porque el miedo a lo nuevo y viniente es constante, aunque sea por el próximo parcial o por el próximo seminario aburrido de lo que sea. Es un estado de alerta, creo, y eso es bueno.
Aunque los primerísimos años estén plagados de teoría, hay práctica, y eso es de verdad lo que te hace sentir bien. Saber hacer te hace sentir útil, y si lo haces bien te hace sentir casimédico (Sí, pipetear y agitar tubos). Creo que vivimos por el postureo de la bata. Y eso es bueno.
Quiero dedicar un párrafo al querido espectrofotómetro. Esa máquina celestial que no sabes ni pronunciar, ni mucho menos programar. Esa que está en casi todas las prácticas de la perla de la Medicina: la bioquímica. We ♥ BQ. (Pista: no).
Además, como dice una chica de mi residencia, estudiando bioquímica te das cuenta de que el hígado es algo así como el capo de una mafia pero del metabolismo.
Hasta ahora todo va bien. Quedan dos meses y poco más para acabar el primer año. El tiempo pasa muy rápido. La fiesta del novato, las novatadas, cuando íbamos todos juntos a comprar la bata, cuando íbamos todos juntos a tomar algo, cuando íbamos todos juntos y no cabíamos en ningún sitio... Todo eso parece ayer. Quedan dos meses y todo va mejor de lo esperado.
Escribo esto porque al principio no sabía dónde me metía, aunque por los foros te orientes un poco, nunca sabes dónde vas hasta que lo vives. Y me impresionaba. Y no, no es para tanto. ¡Venga ya! Es primero.
Y no muerde.