Médicos a palos
Dura represión policial contra los estudiantes de Medicina que se manifestaron ayer en Madrid
ELENA RODRIGO
ELVIRA DE MIGUEL
PALOS fue lo que recibieron ayer los estudiantes de Medicina cuando lo que demandaban era una solución a su conflicto. Miles de alumnos se concentraron ante el Ministerio de Educación, luego ante el Congreso de los Diputados y, finalmente, ante el Ministerio de Sanidad. En éste se produjo una dura carga de la Policía contra los estudiantes.
Los jóvenes sólo piden una cosa: que los seis años de carrera necesarios para tener el título de licenciado en Medicina sirvan para algo. A partir del 1 de enero y según una directiva europea, para muchos de ellos esos seis años será el equivalente a no haber hecho nada. El título no dará derecho a ejercer como médico generalista en la sanidad pública. No tendrán salida profesional si no consiguen aprobar el MIR. Y sólo quedan dos opciones: la investigación y la sanidad privada por la vía de colegiarse. Esta última de dudosa legalidad tras la directiva de la Unión Europea aprobada hace ocho años. Desde entonces el Gobierno no se ha ocupado de dar una solución y ha puesto de manifiesto su negligencia al no prever las consecuencias.
En febrero de este año se destapaba la caja de los truenos. Empezaban las conversaciones entre los Ministerios de Sanidad y Educación. Primero parecía que se podía conseguir una moratoria en la aplicación de la citada exigencia comunitaria. Después, se apuntaba la posibilidad de obtener la formación de postgrado necesaria. Todo quedó en agua de borrajas.
Nueve meses de protestas -con movilizaciones intensas durante el último mes- de los futuros médicos españoles, unidos y apoyados por los decanos, sólo han servido para aumentar su frustración.
HABRAN sacado una de las carreras más duras para nada. El año que viene 4.500 licenciados no serán médicos generales a pesar de una dura criba en la selectividad, seis años de estudio y la palabra del Gobierno impresa en un título. Una Directiva Comunitaria estipula que no basta la licenciatura para ejercer la Medicina General en la Unión Europea a partir del 1 de enero de 1995, sino que hacen falta al menos dos años de prácticas después de la carrera.
Los estudiantes no se oponen a cursar este postgrado, pero sí a que sea por la vía MIR (Médicos Internos Residentes), como han decidido los Ministerios de Educación y de Sanidad. Al sistema MIR, por el que se ofertan plazas de formarción en una especialidad médica durante tres años, sólo acceden uno de cada cuatro aspirantes, en primera convocatoria. Un 57% supera su oposición al año siguiente. Esto significa que más del 40% de los licenciados necesitan esperar al menos 4 años para ejercer como médicos generales. Eso si lo consiguen.
«No creemos que la intención de Europa sea restringir así nuestra formación; exigimos un postgrado para todos», apuntan los afectados, que ayer culminaron nueve meses de protestas con una masiva manifestación frente a las puertas de ambos ministerios y ante el Congreso de los Diputados, a la que acudieron estudiantes de toda España. Por primera vez cuentan en sus reivindicaciones con el apoyo de los decanos de Medicina y de la mayoría de la profesión médica.
Hace ocho años que el Gobierno conoce la Directiva 457, de 1986, pero hasta este año no ha pensado qué hacer con los licenciados a los que afecta, los llamados «post-95».
Un mes antes de su aplicación obligatoria se ha decidido por la vía MIR. Y hoy, cuando faltan 15 días para entrar en el 95, la Ley de Presupuestos que se debate en el Congreso puede acabar con toda posibilidad de diálogo, tras el fracaso de todas las negociaciones, si no incluye ninguna partida para ese postgrado de acceso directo que reclaman los estudiantes.
El Gobierno ha ido cambiando de opinión. En marzo la ministra de Sanidad, Angeles Amador, habló de una posible moratoria para retrasar la aplicación de la norma comunitaria; en junio el MEC presentó un plan para conseguir un postgrado en un año; y finalmente el 7 de noviembre ambos departamentos acordaron la vía MIR en estado puro: tres años de formación práctica en centros sanitarios.
Al mismo tiempo, Sanidad anunció que para 1995 aumentaría de 1.250 a 1.750 las plazas MIR de Medicina Familiar y Comunitaria, que es la especialidad MIR con la que pretende dar formación a los que quieran dedicarse ahora a la Medicina General.
Lo curioso es que esta especialidad nació en 1978, por tanto no procede de las exigencias comunitarias. Según fuentes del Ministerio de Sanidad, «el MIR es la mejor solución, por su calidad y prestigio y porque el número de plazas que oferta es ya equiparable al número de estudiantes de Medicina». Efectivamente, el año pasado salieron unos 4.500 titulados y el MIR ofrecía 4.287 plazas. La cuestión es que no son ellos solos: una «bolsa histórica» formada por unos 14.000 médicos sin especialidad también se presenta al MIR, con lo cual las plazas sólo dan para uno de cada cuatro aspirantes. Los mismos médicos denuncian esta situación.
Para la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria la escasez de plazas es el «punto negro» del MIR «y por eso comprendemos la angustia de los estudiantes, pero consideramos esa vía como la única que garantiza la calidad», indica su portavoz, Alejandro Tejedor.
La Sociedad Española de Medicina General opina justo lo contrario. Su presidente, Ignacio Burgos, considera una «falacia» la postura de la Administración y de los médicos de familia: «Dicen que la carrera no faculta para ejercer, ¿pero qué se ha hecho hasta ahora sino eso? La carrera es para ser médico y la especialidad, para especializarse. La Medicina General no es ninguna especialidad».
En su opinión, el Ministerio de Sanidad ha impuesto la vía MIR «presionado por los médicos de familia, que suponen uno de cada cinco de los generales, pero controlan los órganos de la Administración.
Para cumplir la Directiva, Ignacio Burgos aboga por una formación práctica de lo aprendido (no especialidad), de acceso directo, remunerada y de dos años de duración, como piden los estudiantes: «La ministra anunció que habría un postgrado para todos y los ha dejado en la estacada, sin salida, escogiendo una solución cara y discriminatoria: el MIR».
En medio de ambas posturas se encuentra el Consejo General de Colegios Médicos, cuyo presidente, José Fornés, ha mostrado su preocupación por el problema de los estudiantes, pero también por el de otros colectivos médicos que necesitan igualmente postgrados y cursos para alcanzar los títulos que exige Europa en el 95.
Desde la Organización Médica Colegial se precisa que los que se licencian, como ha pasado hasta ahora, podrán seguir colegiándose y ejercer la medicina privada. Sin embargo, algunos expertos en legislación laboral apuntan a que esto tiene riesgos importantes que no se deben olvidar.
Los colectivos médicos a los que se refería Fornés, también necesitados de formación postgrado, son los llamados MAEQUIS (ejercen de ayudantes quirúrgicos sin el título); los MESTOS (trabajan como especialistas sin tener el MIR), y los licenciados sin MIR que trabajan como adjuntos e interinos, todos ellos contratados por necesidades de la Sanidad pública.
Los más perjudicados, en todo caso, son los estudiantes «post-95», que se llaman a sí mismos «futuros no-médicos» porque ni siquiera podrán hacer guardias como sus compañeros de anteriores promociones. Un estado de cosas «indignante», según los decanos de las 26 facultades de Medicina, que ven cómo se impide el ejercicio de la profesión a los jóvenes que se han formado en ellas. La Conferencia de Decanos presentó su propuesta hace dos semanas ofreciendo las facultades de Medicina como centros tutores de un postgrado de dos años, a realizar en hospitales y ambulatorios. Según este plan, el coste por la formación completa serían unos 2.700 millones de pesetas por cada 1.000 médicos que lo realicen, bastante más «barato» que el MIR.
¿Anticonstitucional?
Una cuestión a dilucidar es si los licenciados en Medicina pueden ejercer como médicos en el sector privado. En principio parece que sí siempre que puedan colegiarse. Y ahí es donde la cosa está poco clara. Desde los colegios profesionales se advierte que los médicos que no tengan la formación de postgrado en Medicina General sí podrían colegiarse.
Amaya Calbet, vicepresidenta del Consejo de Estudiantes, explica que Sanidad les entregó, en la reunión del pasado día 5, «una carta en inglés firmada por una abogada de Estrasburgo. «En el documento -explica- consta que sí podemos ejercer en la privada, siempre que colguemos el cartel de licenciados y no de médicos generales».
«Pero eso -añade- es muy insuficiente, porque ninguna sociedad privada contratará a un médico sin el postgrado que pide la Unión Europea».
«Lo que sospechamos es que ni siquiera Sanidad tiene claro si podemos o no ejercer en clínicas privadas, pero lo que sí sabe es que lo contrario sería anticonstitucional y podría darnos una vía para denunciar este tinglado.
El artículo 35 de la Carta Magna habla del derecho al trabajo para todos, y nosotros no tendríamos ese derecho pese a haber salido de una Universidad con un título oficial bajo el brazo», concluye Amaya Calbet.
Lo que dice textualmente ese certificado firmado por el ministro de Educación es: «Título de Licenciado en Medicina y Cirugía que faculta al interesado para ejercer la profesión y disfrutar de los derechos que a este grado otorgan las disposiciones vigentes».
A pesar de las movilizaciones que los estudiantes han protagonizado durante los últimos nueve meses, el resultado no ha sido satisfactorio. Encontrar un punto en común entre las partes es complicado.
Una semana de tregua
La ministra de Sanidad, Angeles Amador, pidió ayer a los estudiantes, durante la reunión que mantuvo con ellos, una semana de tregua para estudiar las soluciones al conflicto. La máxima responsable de la Sanidad española les ha convocado a una nueva reunión el próximo día 22 asegurando que su departamento realizará un estudio «que pueda facilitar el encaje de postgrado para los Médicos de Familia y Comunitarios, dentro de la vía MIR».
La reunión de los futuros médicos con la ministra se produjo después de que concluyera una manifestación de más de 10.000 jóvenes procedentes de toda España en el centro de Madrid.
«Guerra, guerra, guerra», gritaban los estudiantes de Medicina ataviados con batas blancas.
La expresión de sus reivindicaciones, se llevaba a cabo en un ambiente de tensión. Ya ha comenzado la cuenta atrás. El próximo día 1 de enero de 1995 entrará en vigor la Directiva Comunitaria que les prohibirá ejercer la medicina en la sanidad pública en España y en el resto de Europa si no cuentan con dos años de formación práctica.
El ambiente comenzaba a caldearse casi nada más iniciarse el recorrido de la manifestación que se inició a las doce del mediodía en la plaza de Cibeles, desde donde los alumnos, la mayoría vestidos con batas blancas, se dirigieron hacia el Ministerio de Educación y luego al Congreso de los Diputados.
Hubo conatos de carga con la Policía que no llegaron a materializarse. Pero cuando los jóvenes llegaron al Ministerio de Sanidad, último punto de su recorrido, estalló la tensión acumulada.
Mientras los estudiantes coreaban: «Hasta los huevos», una lluvia de huevos rellenos con pintura de colores comenzó a caer sobre el edificio de este Ministerio. También tiraron algunos productos de casquería, concretamente cerebros porque según algunos de los asistentes «les hacían falta en ese Ministerio».
Carga de la Policía
Pero las acciones no terminaron ahí. Entre insultos diversos a la titular de Sanidad y al son de un tambor pedían insistentemente que la ministra les recibiese. Sin embargo, antes de que este hecho se produjese la Policía antidisturbios cargó contra los jóvenes estudiantes.
El balance de la manifestación fue de un detenido y, al menos, media docena de contusionados. El detenido, estudiante de quinto de Medicina de la universidad de Alcalá de Henares, fue trasladado a la comisaría de la Estrella acusado de lanzar un coctel molotov contra la sede del Ministerio de Sanidad. Por su parte, los contusionados presentaron denuncias por agresiones, avaladas por partes médicos, en la comisaría de Retiro.
A pesar de todo, consiguieron que los representantes de sus facultades se reunieran con la ministra de Sanidad, Mª Angeles Amador. La ministra recibió a primera hora de la tarde a un grupo de estudiantes a quienes les dijo que «si no les había recibido antes no había sido por culpa suya, porque llevaba dos días buscándoles para conocer sus problemas directamente», aseguraron los alumnos al terminar el encuentro. Ante sus reivindicaciones la titular de Sanidad afirmaba: «No es posible ofertar 15.000 plazas de MIR, entre otras cosas, porque no existen esos puestos de trabajo». A continuación les indicaba que los que no lograran trabajar en la sanidad pública tenían otras salidas: bien en la sanidad privada bien en la investigación.
Ayer los estudiantes de Medicina tenían previsto pasar la noche delante del Ministerio de Sanidad en tiendas de campaña para concentrarse hoy ante el Congreso de los Diputados, justo cuando se debaten los Presupuestos Generales del 95.
«Venimos con más de 500.000 firmas que nos apoyan en nuestras reivindicaciones. La sociedad también está con nosotros», afirmaba uno de los estudiantes.
fuente
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