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MI EXPERIENCIA COMO PADRE DE UNA ESTUDIANTE DE MEDICINA.

De una manera totalmente inesperada, mi vida cambio en un suspiro, mi única hija decidió, que ya no iba a estar con su madre y conmigo.

Un día llego y nos lo comunico alegremente: Voy a estudiar  Medicina, y mi vida sosegada, del trabajo a casa y de casa al trabajo se termino.  Pensaran que exagero pero no mi única hija se iba de casa a otra ciudad, y yo me quedaba aquí no sabiendo muy bien que carta jugar; pero todo cambio ya que deje el trabajo y sentía que mi hija me necesitaba. De esta forma yo también empecé Medicina,  la carrera larga y tediosa, cambie de ciudad, de vida y toda mi vida quedo marcada por Medicina.

El primer año  que cambie de residencia no sabía que hacer , ni adonde ir, así que mi tiempo empezó a girar en torno a Medicina, ya conocía algunos términos que otrora ni siquiera sabía que existían, y me aficione a consultar términos médicos con el fin de ayudar a mi hija.

Los nombres de los profesores, las materias empezaron a tener sentido e incluso hasta me atrevía a opinar, para ser inmediatamente corregido y corrido por mi hija que eso si nuestra presencia a su lado empezaba a dar sus frutos y sus notas mejoraban notablemente.

Cada día me familiarizaba con el barrio, donde vivíamos e intentaba conocer, vecinos, lugares emblemáticos de la ciudad, hacer amigos, y al llegar la noche cuando llegaba mi hija la casa se llenaba de términos médicos, que ya empezaban a cansarme un poco y eso que solo llevaba unos días.

Empecé a a viajar, pero la Medicina me perseguía, allá donde iba, bien fuera otra ciudad, en la que acababa consultando donde estaba el Hospital Universitario, y la propia facultad de Medicina por si en un futuro mi hija necesitaba un nuevo cambio.

Las consultas en las redes sociales, para ver que o cual facultad, ofrecía mejores resultados, instalaciones etc, y una duda me reconcomía; mi hija hizo la prueba para la facultad de Pamplona, y las condiciones económicas y sociales impidieron matricularla allí, perdiendo lo que creía era una gran oportunidad. En fin no pude darle a mi hija lo que creía que era lo mejor. Tuve que concienciarme que habíamos tomado una buena decisión y que mi compañía a su lado durante toda la carrera era el precio que tenía que pagar.

Mientras tanto los resultados de mi hija se dispararon y cualquier duda que tuviese se disipo, así que seguí  en Medicina, echando un ojo a las vacaciones para volver a mi casa siempre que podía.

Me acostumbre a la ciudad, a su clima asqueroso, al barrio, y sus vecinos y cuando termino el curso noticia; Cerraban el viejo hospital, y con el los alumnos de tercero se trasladaban al nuevo hospital.

Otro cambio de vivienda, justo de una parte a otra de la ciudad,  ahora que ya había hecho amigos , y que la zona me gustaba para vivir; pero La Medicina mandaba a si que cogimos nuestros bártulos y nueva residencia, lo cual no era tan malo porque así entre cambio y cambio, mientras nos habituábamos a la nueva vivienda el tiempo pasaba mas deprisa, pero que va esta carrera parece interminable.

Algo cambio a mitad de carrera ya que todas las palabrejas que antes me sonaban a chino ahora me seguían sonando igual, pero el problema era que ahora estaban ligadas a un paciente, anónimo, que pasaba a ser de la familia, cuando mi hija empezó sus prácticas en el hospital, con un aditamento que cada nueva enfermedad que conocía me miraba de arriba abajo y decía : Papa no te preocupes que no tienes nada o bien Ay papa cuídate que ayer vi a un señor que trabajaba en lo que tu y esta en la UCI, y yo la verdad en lugar de tranquilizarme por tener una futura medica en casa, pensaba: No si tener no tendré nada  pero tanto mirar al final seguro que tengo algo.

Podríamos decir que yo me ocupo de la logística de mi hija; bueno quiere decir que soy el recadero; papa necesito esto, necesito lo otro, tienes que ir a comprarme este libro, o mira a ver que en la fotocopiadora, ya están los temas, vamos que tal o cual padre hace mas que tu, y yo pensando pues a lo mejor es que esta carrera no es personal sino familiar, porque mi mujer controla  todas las facultades con mejores resultados, especialidades de hospitales, especialidades con mas o menos salida, en fin que estamos los tres estudiando Medicina.

Eso si nuestra presencia la mantiene feliz, no se pierde una clase y sus notas son muy buenas, pero su madre y yo nos quedamos sin vida y cuando volvemos a casa y nos encontramos con amigos y familiares, la verdad es que nuestras conversaciones empiezan con Medicina o mi hija estudia… y tenemos que soportar miraditas de compasión como diciendo ; Pobre le debe ir fatal porque con el tiempo que lleva…

Pobres ellos que no saben que estamos haciendo la carrera en equipo y que así siempre tendremos algo de que hablar, aunque yo normalmente no sepa lo que digo; pero eso si orgulloso de que mi hija este a punto de convertirse en toda una doctora.

Pero el relato no debería haber empezado así, porque en realidad no empezó el día que decidió estudiar medicina, sino mucho antes, cuando en sus optativas eligió Ciencias de la salud, y empezamos a mirar los cortes de las diversas Universidades del país, para ver cual encajaría con sus notas o sus preferencias, llevándonos algunas decepciones de tipo lingüístico, residencial o académico; pero al final la cercanía, el hecho de que hubiese un hospital nuevo y algunos compañeros de Bachillerato inclinaron la balanza hacia donde estamos y la verdad nuestra decisión no ha podido ser mas acertada.

Claro que no todo ha terminado, y la conclusion es clara: Hemos elegido la carrera mas larga de España y encima queda el examen MIR con lo que ello conlleva; pero esa es otra historia.

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