Icono del sitio casiMedicos | Estudiantes Medicina, Médicos, Examen MIR

Estudiar Medicina: ¿merece la pena?

Hola, querido/a lector/a:

Antes que nada, quería presentarme. Me llamo Víctor, y soy actualmente médico interno residente de primer año.

A lo largo de todos estos años hasta llegar a ser médico, siempre había una pregunta que, quisiera pensarla o no, rondaba en mi cabeza. Y al igual que a mí me sucedía, puede que a ti te suceda lo mismo:

Realmente después de tantos y tantos años de formación, de tanto sacrificio y esfuerzo, cuando llegas a ser médico… ¿ha merecido haber recorrido todo este largo y arduo camino? ¿habré escogido el camino correcto?

Son cuestiones que, a pesar de que queramos imaginarlas, no podemos llegar a saberlas con certeza hasta no haber logrado nuestro objetivo final y por el cual hemos dedicado, como mínimo, un tercio de nuestras vidas en lograrlo: ser médico.

Por ello, os quiero contar un poco mi experiencia en cada uno de los momentos que he pasado y vivido hasta el día de hoy

 

Bachillerato:

-Puede que hoy seas uno de los que estás en esta etapa. Una etapa llena de angustia, de miedos por no sacar la nota que deseabas en cada examen, una lucha diaria por lograr la mejor media posible, porque sabes que medicina tiene una nota muy alta, casi imposible de alcanzar, y te ves frustrado cada día por no llegar a las cuotas que te has propuesto

-Luego llega selectividad/EvAU, uno de los exámenes que llegará a marcar un antes y un después en nuestras vidas. En el que todos hemos ido nerviosos, por un lado, porque creemos que es el examen más exigente que existe, y por otro por la presión de sacar la nota más alta posible. Y al final vemos, después de todo, que es simplemente un examen más, y que lo importante de todo era haber mantenido la calma. Después de todo nuestro esfuerzo de dos años, llega nuestra recompensa en forma de una palabra ADMITIDO.

 

Universidad:

-Es, sin lugar a dudas, la etapa que habías querido alcanzar. La alegría de haber resultado admitido llega a su culmen el día en que, con muchos nervios y liberación, firmas el documento de secretaría con el cual te inscribes en la facultad de medicina. Esa firma que cambiará tu vida.

-Así, empiezas con primero. El curso de la ilusión, por empezar la carrera que más deseabas, y en la que piensas que a partir de ahora vas a ver sólo cosas de medicina. Pero te das cuenta de que primero es, básicamente, una expansión de bachillerato en la que ves cosas de bioquímica, física, inglés o historia, y en la que únicamente anatomía te salva de pensar que no te has metido en otra facultad. Donde vives las primeras novatadas que, lejos de asustarte como pensabas, llegan a ser una forma de que empieces a conocer a tus compañeros y te empieces a relacionar con ellos. Y como siempre al final de cada cuatrimestre, llegan los primeros exámenes de tu vida universitaria en los que irás con miedo porque piensas que son totalmente diferentes a los de bachillerato… y a fin de cuentas sin saber cómo, los apruebas y sigues adelante.

-Segundo y tercero se convierten en el curso de la realidad, donde la verdadera dureza de medicina se suele manifestar. Apuntes innumerables, horas de clase interminables y una época de exámenes que parece no acabarse nunca de materias que se consideran básicas y que, a pesar de que te enseñen mucha medicina, solo ves que es largo e inabarcable y que hay conceptos que se te escapan, y mucho más con la presión de examinarte de ellas Microbiología, farmacología, anatomía patológica o radiología o patología general suelen ser algunas de las asignaturas que más temor provocarán.

-Cuarto y quinto son los cursos de la veteranía, en que verás en su mayoría asignaturas que, después de tantos años, van por fin de esas patologías que tanto deseabas aprender. Pero ves que todo se resume en introducción, etiología, fisiopatogenia, clínica, diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Son asignaturas que tratan acerca de especialidades que te irán llamando más o menos la atención, y que te harán empezar a vislumbrar una idea de cuál es el camino que quieres escoger en el MIR. Los exámenes te parecerán más fáciles que los que has tenido anteriormente, aunque lo que no te das cuenta es que eres tú el que has evolucionado con tus conocimientos, y no que los profesores hayan rebajado su exigencia. Incluso muchas personas hacen un año fuera de su ciudad, conociendo otros lugares y sistemas diferentes a la hora de aprender medicina.

-Por último, llega sexto, el curso de la despedida, en la que en muchas facultades se realizan las principales prácticas de toda la universidad y es, sin duda, el curso en el que más médico te puedes llegar a sentir dentro de toda la carrera. Cargado con tu bata y fonendo buscarás a los adjuntos asignados, y tras encontrarlos, pasarás planta auscultando a los pacientes después de que lo hagan los adjuntos y residentes sin sabes lo que escuchas, colocándote en una posición privilegiada (detrás de todo el mundo) en las cirugías mientras buscas un hueco por donde poder ver, o donde estarás pasando consultas en las que sientes que tienes la misma función que una planta.

Para finalizar, llega el último día, el de la graduación. El día final en el que sabes que no volverás a ver a muchos de tus compañeros, y en el que todos sus recuerdos llegarán a tu memoria y te emocionarás por todo lo vivido. Terminarás recibiendo un justificante en el que dice que eres médico, pero realmente no te sentirás como tal.

 

Preparación MIR

-Llega el día en que has acabado con todo lo anterior, y empiezas con fuerza tu preparación en una de las academias que años anteriores ha estado buscándote para hacer el examen MIR, y que te permitirá entrar en la especialidad que has soñado ser. Los primeros días empiezas con mucho ánimo, estudiando las primeras asignaturas y viendo en que, a pesar de que no te acordabas ni del 5% de todo lo que estudiaste en la facultad, lo ves cómo el momento definitivo. Pero llega la hora de los simulacros, y uno tras otro te vas desesperando por ver cómo no superas el p60 que te da la posibilidad de escoger la especialidad que quieras. Son meses que se harán eternos.

-Después de tantos meses de esfuerzo sin poder salir ni 5 minutos de casa, y en que cada descanso que tengas te parecerán las mejores vacaciones del mundo, llega el examen MIR. Esas 235 preguntas famosas que determinarán lo que vas a ser en el futuro, y que tras 5 horas de esfuerzo y tensión increíble te liberas de la misma, con la inquietud de no saber si lo has hecho bien o mal porque no depende de ti, sino de lo que haya hecho el resto

-Por último, llega la hora de saber el puesto en el que estás y de hacer cuentas de qué especialidades y en qué lugares puedes escoger la misma, y por fin, llega ese día de la elección en el que se decidirá, probablemente, la especialidad que tendrás hasta el día de tu jubilación. Pero ante esto hay que pensar una única cosa y es que, sea cual sea, eres médico antes que especialista.

 

Conclusión: ¿Ha merecido la pena? Hasta ahora, parece todo lo que he contado parecen partes negativas. Pero…

-Dentro de la facultad, las horas de tomar apuntes en clase con momentos para la diversión, los ratos entre prácticas y los descansos de estudios de biblioteca que pasabas con tus compañeros en cafetería y que te servían para contar historias e iros conociendo más y más relacionándote con personas llegadas de todos los lugares de España e incluso otros países, tanto si eras de dicha ciudad como si eras nuevo y te convertías en uno más de ellos. O incluso los días de biblioteca en los que la compañía de un amigo hacía más amena tus horas de estudio acompañadas de cafeína y taurina, debatiendo en ocasiones dudas que tenías en tus apuntes o realizando trabajos en los que nadie se pone de acuerdo.

-Fuera de la facultad, en la que los periodos entre exámenes se hacían más amenos con ellos realizando actividades, discutiendo sobre qué palabra había puesto tu compañero en los apuntes, o cual es la solución al caso clínico que os ha puesto el profesor el día anterior.

-La preparación al MIR se hará dura, pero te reconforta saber que es el último esfuerzo que tienes que realizar a nivel académico para poder empezar a trabajar de una profesión en la que eres médico, sabiendo que el MIR es necesario

En conclusión, tienes que vivir cada día, sabiendo que tu objetivo es la meta de ser médico, pero lo más importante es el camino que has recorrido hasta llegar a serlo

 

Pero… ¿y qué pasa con el MIR?

-Horas de trabajo innumerables, multitud de guardias mensuales, horas de estudio que no pensabas que ibas a tener que hacer en casa, presentación de trabajos, realización de cursos y sesiones, días en que te vas a casa pensando en qué le pasa a un paciente o por qué no funciona bien con un tratamiento, o simplemente salir angustiado por un mal desenlace… ¿puede haber algo positivo en todo esto?

-La satisfacción de ver la alegría en un paciente que se va de alta, o la sonrisa de un niño al ver que se ha curado de una enfermedad.

-La cirugía que le ha resuelto el problema por el que venía, más o menos grave

-Recibir un “gracias” de los familiares o del propio paciente cada vez que haces algo bien y útil por él.

-Ver que cada día superas tus propios límites haciendo buenas historias, diagnósticos diferenciales, y que manejas situaciones complejas que muchas veces tus adjuntos no se habían planteado como opción, y simplemente con ello resuelves un problema fundamental para el paciente.

-El compañerismo existente tanto entre residentes de tu año como con los mayores y menores, así como con tus adjuntos. Eres uno más del equipo.

-El fin con el que haces todo ello, el que una persona mejore su calidad de vida o resuelva un problema que no solo es físico, sino que le afecta a su área psicosocial, y vuelva a su vida cotidiana en las mismas o mejores condiciones (o al menos impedir que vaya a peor en un tiempo).

Y de momento, hasta aquí puedo contar. Cuando acabe la residencia os podré contar más acerca de la experiencia de ser médico :).

 

Solo por ello… ¿creéis que no ha merecido la pena estos 9 años (como mínimo) de tanto esfuerzo? Mi respuesta es clara: SI. y volvería a repetir el mismo camino a pesar de saber lo exigente que pueda llegar a ser.

Querido/a lector/a, espero que mi experiencia te haya servido para motivarte más y ayudarte a ver qué has elegido hacer una de las profesiones más bonitas (en mi opinión) que existen en el mundo.

Un saludo, y mucha suerte en tu camino. Ánimo, porque nadie dijo que cumplir sueños fuera algo fácil, pero el lograrlos y luchar por mejorar cada día y ser mejor profesional es el camino que ha de seguir el médico bueno en el que te convertirás. Ilusión, sacrificio y constancia son tres pilares fundamentales a seguir 

¿Tienes tú también alguna experiencia que contar? Entra en el apartado de Colaboradores y envíanos tu escrito. ¿A qué esperas? Hay toda una comunidad esperando identificarse con tus experiencias. 

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 4.7 / 5. Recuento de votos: 31

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Salir de la versión móvil