Dos vascos logran los puestos 20 y 29

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Tienen 24 años. Son graduados en Medicina por la Universidad del País Vasco (UPV) y ahí donde les ven, con esa cara de niña y esas rastas hasta la cintura, han conseguido los dos mejores resultados de Euskadi en el examen para lograr una plaza de Médico Interno Residente (MIR). Pero como se trata de una convocatoria a nivel estatal, el mérito es aún mayor. Iria Durán Lorenzo ha sacado el puesto número 20 entre 13.000 aspirantes a uno de los 6.145 destinos MIR. Se dice pronto. Iker Miguel Escudero el 29.

La recompensa a un resultado tan brillante es que ambos -han sido compañeros de aula en Leioa y los dos proceden de familias trabajadoras- pueden elegir la especialidad y el hospital en el que van a seguir formándose durante los próximos años. Iria va para pediatra; Iker para cirujano plástico.

Después de seis años de carrera y uno de preparación del examen MIR, estos jóvenes extraordinariamente preparados van a ganar un sueldo base mensual de poco más de 1.000 euros. Con la sucesión de guardias de veinticuatro horas, pueden llegar a los 1.800. No les importa. Es su vocación, pese a no pertenecer a ninguna saga de médicos.

El proceso para asignar las plazas de residentes arrancó el pasado 14 de abril en el Ministerio de Sanidad. La Dermatología es una de las especialidades más demandadas. Tres de los cinco estudiantes que más nota obtuvieron en el MIR la han elegido.

Iria Durán Lorenzo | Pediatría
«Me voy a Madrid porque nunca he salido de casa»
«Sabía que iba bien preparada al examen MIR. Los simulacros de la prueba me estaban saliendo genial, pero nunca se me pasó por la cabeza que iba a sacar el número veinte», dice esta joven de aspecto frágil. Iria es de Ermua, pero toda su trayectoria escolar hasta llegar a la Facultad de Medicina se desarrolló en el centro educativo La Salle de Eibar. A la vista del resultado final, decir que siempre ha sido una estudiante brillante resulta obvio. «El único examen que he suspendido ha sido el de EGA. Saqué el título a la segunda», comenta con algo de vergüenza.

Como suele ser habitual en los alumnos a los que se les da todo bien, hasta segundo de Bachillerato no sabía qué iba a hacer. «Estaba entre Historia y Medicina. Me decidí por ser médico para alegría de mi madre, porque la alternativa de la Historia la veía negra de cara a salida laboral». Tomada la decisión, ha estudiado Medicina «yendo al día». Los dos primeros cursos fueron «duros. A partir de tercero comencé a disfrutar», comenta esta joven, cuyo expediente se resume con un 3,16 sobre una nota máxima de 4.

Los últimos tres cursos los ha realizado en la unidad docente del Hospital de Basurto y ya en sexto comenzó a preparar el examen MIR, la prueba en la que se decide el futuro profesional de los titulados en Medicina. «Más que duro, me ha resultado aburrido porque todos los días era la misma rutina». Ha elegido Pediatría por un doble motivo: «Me gustan los niños y me gusta la Medicina más general y en Pediatría se ve todo». La graduada ‘número veinte’ se ha decantado por el Doce de Octubre. «Me apetece vivir en otro sitio. ¡Nunca he salido de aquí!», argumenta. Así que, a mediados de mayo, se instalará en Madrid con su novio, Ander. «Me voy con mi chico. No sé si al acabar la especialidad, dentro de cuatro años, podré volver. Creo que me apetecerá, pero ahora me apetece salir», dice esta joven de sonrisa permanente.

Iker Miguel Escudero | Plástica
«Me cortaré algo las rastas para que quepan en el gorro»
Iker Miguel Escudero (Barakaldo, junio de 1989) es, sin duda, un chico peculiar. No por las rastas que le cuelgan hasta la cintura, sino por muchas otras cuestiones de mayor calado. Este graduado en Medicina ha sido el número 29 en la prueba MIR. Ahora quiere especializarse en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, que son cinco años como residente en el Hospital Universitario de Cruces, un centro que conoce no solo porque está «a cinco minutos de casa», sino porque ha sido donde ha cursado los tres cursos últimos de Medicina.

El principal motivo para elegir esta disciplina es que a él le gusta la Medicina «resolutiva, y la plástica lo es. Otras especialidades tratan, pero no curan. Esta sí», dice. Otros motivos son que el servicio de Plástica de Cruces «es potente. Su Unidad de Quemados es una referencia». Y si hay que dar otro argumento más es que a Iker le gusta la Anatomía y en Cirugía Plástica y Reparadora esta materia es fundamental.

Defensor a ultranza del modelo educativo público, Iker supo que iba a ser médico a los catorce años a raíz de leer la novela ‘Sinuhé, el egipcio’. Para ello, ha estudiado todo lo que tenía que estudiar, «hasta diez horas al día para preparar el MIR». Esta dedicación no le ha impedido leer Filosofía, otra de sus pasiones, y ejercer de sindicalista. Afiliado a UGT, es el responsable juvenil de Sanidad. ¿Por qué si aún no ha empezado a trabajar? «Porque hay que defender el derecho a que siga funcionando una Sanidad pública».

Nervioso por empezar cuanto antes su residencia de cinco años, le preocupa «llegar en blanco a un servicio tan potente». ¿Y las rastas? «Me las cortaré un poco para que me quepan en el gorro cuando tenga que entrar en un quirófano».

fuente

http://www.diariovasco.com/

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